Atún de almadraba.
Esta forma de pesca practicada ya por los fenicios y documentada por los romanos es una de las mayores riquezas de Cádiz.
Cada año al llegar el mes de abril, los atunes rojos se dirigen hacia el Mediterráneo desde el Atlántico a fin de reproducirse. El atún llega al Estrecho bien alimentado y es en este momento cuando su carne es más grasa y sabrosa. Los pescadores aprovechan este movimiento migratorio para conducir los atunes hacia unas redes en forma de embudo, donde una vez reunidos proceden a su captura.Para comprender la importancia económica de la almadraba a lo largo de la historia hay que remontarse a la época de la Reconquista. En 1294 se concedió a Guzmán el Bueno el privilegio de explotar las almadrabas de Conil y Zahara. Un privilegio que posteriormente heredaron sus descendientes, los duques de Medina Sidonia.
En la actualidad, los municipios que cuentan con almadrabas son Conil, Barbate, Zahara de los Atunes y Tarifa. Casi un millar de familias dependen de la almadraba, "una lucha sangrienta entre el hombre y el animal salvaje", dice Juan, un pescador que lleva toda la vida capturando atunes. Juan sigue "alucinando" cuando llega "la levantá", el momento de subir las redes para pescar con arpones.
La pesca de almadraba está en vías de extinción debido a su sobreexplotación. La población del atún rojo desciende y las cuatro almadrabas gaditanas apenas cubren gastos. La presión comercial que ejercen los japoneses está siendo un factor decisivo en el declive de esta pesca. Los japoneses son los que mejor pagan y a ellos se les vende prácticamente todas las cosechas.
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